Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
RELACIÓN DE LAS COSAS DEL YUCATÁN



Comentario

Comienza el calendario romano y yucatenense
ENERO

Van con mucho temor, según decían, criando dioses. Acabados ya y puestos en perfección los ídolos, hacía el dueño de ellos un presente, el mejor que podía, de aves y caza y de su moneda para pagar con él el trabajo de quienes lo habían hecho, y los sacaban de la casilla poniéndolos en otra enramada para ello hecha en el patio, en la cual los bendecía el sacerdote con mucha solemnidad y abundancia de devotas oraciones, habiéndose quitado primero él y los oficiales el tizne, porque decían que ayunaban en tanto que los hacían. Estando untado y echado el demonio como solían, y quemado el incienso bendito, ponían (el ídolo) en una petaquilla envuelto en un paño y lo entregaban al dueño, y él, con asaz devoción, lo recibía. Luego predicaba el buen sacerdote la excelencia del oficio de hacer dioses nuevos del peligro que corrían quienes los hacían si acaso no guardaban sus abstinencias y ayunos. Después comían muy bien y se emborrachaban mejor.

YAX

En cualquiera de los meses de Chen y Yax, y en el día que señalaba el sacerdote, hacían una fiesta que llamaban Ocná, que quiere decir renovación del templo; esta fiesta la hacían en honra de los chaces que tenían por dioses de los maizales, y en ella miraban los pronósticos de los bacabes, como más largo queda dicho y conforme al orden puesto en su lugar. Dicha fiesta la hacían cada año y además de esto renovaban los ídolos de barro y sus braseros, que era costumbre tener cada ídolo un braserito en que le quemasen su incienso, y si era menester, hacían de nuevo la casa o la renovaban y ponían en la pared la memoria de estas cosas con sus caracteres.

ZAC



En un día de este mes de Zac que el sacerdote señalaba, hacían los cazadores otra fiesta como la del mes de Zip, la cual servía para aplacar en los dioses la ira que tenían contra ellos y sus sementeras; y las hacían (también) por la sangre que derramaban en la caza, porque

tenían por cosa horrenda cualquier derramamiento de sangre si no era en sus sacrificios, y por esta causa siempre que iban de caza invocaban al demonio y le quemaban incienso, y, si podían, le untaban el rostro con la sangre del corazón de la tal caza.

En cualquier día que cayese este séptimo de Ahau, hacían una muy grande fiesta que duraba tres días, de sahumerios y ofrendas y su gentil borrachera; y porque esta fiesta es movible, tenían los cuidadosos sacerdotes cuidado de echarla con tiempo para que se ayunase debidamente.

MAC

En cualquier día de este mes de Mac hacía la gente anciana y los más viejos, una fiesta a los chaces, dioses de los panes, y a Izamná. Y un día o dos antes hacían la siguiente ceremonia, a la cual llamaban en su lengua Tuppkak: tenían buscados animales y sabandijas del campo que podía haber y había en la tierra, y con ellos se juntaban en el patio del templo en el cual se ponían los chaces y el sacerdote, sentados en las esquinas, como solían (hacer) para echar al demonio, con sendos cántaros de agua que allí les traían a cada uno. En medio ponían un gran manojo de varillas secas, atadas y enhiestas, y quemando primero de su incienso en el brasero, pegaban fuego a las varillas y en tanto que ardían, sacaban con liberalidad los corazones a las aves y animales, y echábanlos a quemar en el fuego; y si no había animales grandes como tigres, leones o lagartos, hacían corazones con su incienso; y si había animales y los mataban, traían sus corazones para aquel fuego. Quemados todos los corazones, mataban el fuego con los cántaros de agua de los chaces. Hacían esto para alcanzar con ello y la siguiente fiesta buen año de agua para sus panes; luego celebraban la fiesta, diferentemente de las otras, pues para ella no ayunaban, salvo el muñidor de ella, que éste ayunaba su ayuno. Venidos, pues, a celebrar la fiesta, se juntaba el pueblo, los sacerdotes y los oficiales en

el patio del templo donde tenían hecho un montón de piedras con sus escaleras todo muy limpio y aderezado de frescuras. Daba el sacerdote incienso preparado por el muñidor, el cual lo quemaba en el brasero y así dizque huía el demonio. Hecho esto con su devoción acostumbrada, untaban el primer escalón del montón de las piedras con lodo del pozo, y los demás escalones con betún azul, y echaban muchos sahumerios e invocaban a los chaces y a Izamná con sus oraciones y devociones, y ofrecían sus presentes. Esto acabado, se consolaban comiendo y bebiendo lo ofrecido y quedaban confiados del buen año con sus servicios e invocaciones.

KANKIN

MUAN

En el mes de Muan los que tenían cacahuates hacían una fiesta a los dioses Ekchuah, Chac y Hobnil, que eran

MAYO

sus abogados. Íbanla a hacer a alguna heredad de alguno de ellos, donde sacrificaban un perro manchado por el color del cacao y quemaban a los ídolos su incienso y ofrecíanles iguanas de las azules, y ciertas plumas de un pájaro y otras cazas, y daban a cada uno de los oficiales una mazorca de la fruta del cacao. Acabado el sacrificio y sus oraciones, comíanse los presentes y bebían dizque no más tres veces del vino, que no llegaban a más, e íbanse a casa del que tenía la fiesta a (su) cargo, y hacíanse unas pasas (sic) con regocijo.

PAX

En este mes de Pax hacían una fiesta llamada Pacumchac, para la cual se juntaban los señores y sacerdotes de los pueblos menores a los mayores, y, así, juntos, velaban cinco noches en el templo de Citchaccoh, con oraciones, ofrendas y sahumerios, como está dicho hacen en la fiesta de Cuculcán, en el mes de Xul, en noviembre. Antes de pasados estos días, iban todos a casa del capitán de sus guerras, llamado Nacón, del cual traté, y traíanle con gran pompa sahumándole como a ídolo de templo, y le sentaban quemándole incienso y así estaban él y ellos hasta pasados los cinco días, en los cuales comían y bebían de los dones que se ofrecían en el templo, y bailaban un baile a manera de paso largo de guerra, y así le llaman Holkanakot, que quiere decir baile de guerreros. Pasados los cinco días, venían a la fiesta, la cual, porque era para cosas de guerra y alcanzar la victoria sobre los enemigos, era muy solemne. Hacían, pues, primero la ceremonia y sacrificio del fuego, como dije en el mes de Mac; después echaban al demonio con mucha solemnidad como solían, y hecho esto venía el orar y ofrecer dones y sahumerios, y en tanto que la gente hacía estas sus ofrendas y oraciones, los señores y los que ya las habían hecho tomaban en hombros al Nacón y traíanlo sahumándole alrededor del templo; y

cuando volvían con él, los chaces sacrificaban un perro y sacábanle el corazón y enviábanlo entre dos platos al demonio, y los chaces quebraban sendas ollas grandes llenas de bebida y con esto acababan su fiesta. Acabada, comían y bebían los presentes que allí se habían ofrecido y llevaban al Nacón con mucha solemnidad a su casa, pero sin perfumes.

Allá tenían gran fiesta y en ella se emborrachaban los señores, los sacerdotes y los principales, y la demás

gente íbase a sus pueblos, salvo que el Nacón no se emborrachaba. Otro día, después de digerido el vino, se juntaban todos los señores y sacerdotes de los pueblos que se habían embriagado y quedado allí, en casa del señor, quien les repartía mucha cantidad de su incienso que tenía aparejado y bendito por aquellos benditos sacerdotes; y junto con ello les hacía una plática y con mucha eficacia les encomendaba las fiestas que, en sus pueblos, ellos habían de hacer a sus dioses para que el año fuese próspero de mantenimientos. Hecha la plática se despedían todos, unos de otros, con mucho amor y batahola y cada uno se iba a su pueblo y casa. Allá trataban de hacer sus fiestas, las cuales les duraban, según las hacían, hasta el mes de Pop, y llamábanlas Zabacilthan, y las hacían de esta manera: miraban en el pueblo, entre los más ricos, quién quería hacer esta fiesta y encomendábanle su día por tener más agasajo estos tres meses que había hasta su año nuevo; y lo que hacían era juntarse en casa del que hacía la fiesta, y allí hacer las ceremonias de echar al demonio y quemar copal y hacer ofrendas con regocijos y bailes, y hacerse unas botas de vino, y en esto paraba todo; y era tanto el exceso que había de estas fiestas durante los tres meses, que lástima grande era verlos, que unos andaban arañados, otros descalabrados, otros (con) los ojos encarnizados del mucho emborracharse, y con todo eso (tenían tanto) amor al vino, que se perdían por él.

JUNIO KAYAB

CUMKU

JULIO

Dicho queda en pasados capítulos, que los indios comenzaban sus años desde estos días sin nombre, aparejándose en ellos como en la vigilia para la celebración de la fiesta de su año nuevo; y allende del aparejo que hacían con la fiesta del demonio Uuayayab, para la cual salían de sus casas, los demás aparejos eran salir muy poco de casa estos cinco días, y ofrecer, además de los dones de la fiesta general, cuentas a sus demonios y a los otros de los templos. Estas cuentas que así ofrecían nunca tomaban para sus usos, ni cosa que al demonio ofreciesen, y de ellas compraban incienso para quemarle. En estos días no se peinaban ni lavaban, ni las mujeres ni los hombres espulgaban, ni hacían obra servil o trabajosa, porque temían que les sucediese algún mal si lo hacían.

POP

El primer día de Pop es el primero del primer mes de los indios; era su año nuevo y, entre ellos, fiesta muy celebrada porque era general y de todos; y así todo el pueblo junto, hacía fiesta a todos los ídolos. Para celebrarla con más solemnidad, renovaban en este día todas las cosas de su servicio, como platos, vasos, banquillos, serillas, y la ropa vieja y las mantillas en que tenían envueltos a los ídolos. Barrían sus casas y la basura y los pertrechos viejos echábanlos fuera del pueblo, al muladar, y nadie, aunque los hubiese menester, los tocaba. Para esta fiesta

principal y los que más lo querían por su devoción, que algunos comenzaban tres meses antes, otros dos, y otros como les parecía, pero ninguno menos de trece días; y en estos trece días añadían a la abstinencia de la mujer no comer en los manjares ni sal ni su pimienta, lo que era tenido entre ellos por gran penitencia. En este tiempo elegían los oficiales chaces para ayudar al sacerdote, y éste aparejaba muchas pelotillas de su incienso fresco en unas tablillas que teman los sacerdotes, incienso que los abstinentes y ayunantes quemaban a los ídolos. Quienes comenzaban estos ayunos no osaban quebrantarlos porque creían que les vendría algún mal en sus personas o casas.

comenzaban un tiempo antes a ayunar y abstenerse de sus mujeres los señores, el sacerdote y la gente

Venido, pues, el año nuevo, se juntaban todos los varones en el patio del templo, solos, porque en ningún sacrificio o fiesta que en el templo se hacía habían de hallarse mujeres, salvo las viejas que habían de hacer sus bailes. En las fiestas que hacían en otras partes podían ir y hallarse las mujeres. Aquí iban limpios y galanos de sus unturas coloradas, y quitado el tizne negro de que andaban untados cuando ayunaban. Congregados todos y con muchos presentes de comidas y bebidas que llevaban y mucho vino que habían hecho, purgaba el sacerdote el templo sentándose en medio del patio, vestido de pontifical, (teniendo) cerca de sí un brasero y las tablillas del incienso. Sentábanse los chaces en las

cuatro esquinas y tiraban un cordel nuevo de uno a otro, dentro del cual habían de entrar todos los que habían ayunado para echar al demonio. Echado el demonio, todos comenzaban sus devotas oraciones y los chaces sacaban lumbre nueva y encendían el brasero, ya que en las fiestas de todos y de comunidad quemaban con lumbre nueva el incienso al demonio, y el sacerdote comenzaba a echar su incienso en él y venían todos por su orden, comenzando con los señores, a recibir incienso de la mano del sacerdote, lo cual él les daba con tanta mesura y devoción como si les diera reliquias, y ellos lo echaban poco a poco en el brasero aguardando hasta que se hubiese acabado de quemar. Después de este sahumerio, comían entre todos los dones y presentes, y andaba el vino hasta que se hacían unas cubas: y este era su año nuevo y servicio muy aceptado por sus ídolos. Había después algunos otros que dentro de este mes de Pop celebraban esta fiesta por su devoción con sus amigos y con los señores y sacerdotes, que sus sacerdotes siempre eran los primeros en sus regocijos y bebidas.

UO

En el mes de Uo se comenzaban a aparejar con ayunos y las demás cosas, para celebrar la fiesta, los sacerdotes, los médicos y hechiceros, que era todo uno. Los cazadores y pescadores veníanla a celebrar a siete de Zip, y celebrábanla por sí, cada uno de éstos, en su día: primero los sacerdotes, (fiesta) a la cual llamaban Pocam. Se juntaban en casa del señor con sus aderezos, echaban antes al demonio, como solían hacerlo, y después sacaban sus libros y los tendían sobre las frescuras que para ello tenían, e invocando con sus oraciones y su devoción a un ídolo que llamaban Cinchau-Izamná, del cual dicen fue el primer sacerdote, y ofrecíanle sus dones y presentes y quemábanle con la lumbre nueva sus pelotillas de incienso; entre tanto, desleían en su vaso un poco de su cardenillo, con agua virgen, que ellos decían, traída del monte donde no llegase mujer, y untaban con ello las tablas de los libros para su mundificación, y hecho esto abría el más docto de los sacerdotes un libro y miraba los pronósticos de aquel año y los decíaraba a los presentes, y predicábales un poco encomendándoles los remedios; y en esta fiesta señalaba, para el otro año, al sacerdote o señor que había de hacerla; y si moría el que señalaban para hacerla, los hijos quedaban obligados a cumplir por el difunto. Hecho esto, comían todos los dones y comida que habían traído, y bebían hasta hacerse zaques y así acababa la fiesta en la cual bailaban algunas veces un baile que llaman Okotuil.

ZIP

SEPTIEMBRE





Al día siguiente se juntaban los médicos y hechiceros en casa de uno de ellos, con sus mujeres, y los sacerdotes echaban al demonio; hecho lo cual, sacaban los envoltorios de su medicina en que traían muchas niñerías y sendos idolillos de la diosa de la medicina que llamaban Ixchel, y así a esta fiesta llamaban Ibcil, Ixchel, y unas pedrezuelas de las suertes que echaban y llamaban Am y con su mucha devoción invocaban con oraciones a los dioses de la medicina que decían eran Izamná, Citbolontun y Ahau Chamahez, y dándoles los sacerdotes el incienso, lo quemaban en el brasero del fuego nuevo entre tanto los chaces embadurnaban los ídolos y las pedrezuelas con otro betún azul como el de los libros de los sacerdotes. Hecho esto envolvía cada uno las cosas de su oficio y tomando el envoltorio a cuestas bailaban todos un baile llamado Chantunyab. Acabado el baile se sentaban de una parte los varones y de la otra las mujeres, y sorteando la fiesta para el otro año, comían de los presentes y emborrachábanse muy sin asco, salvo los sacerdotes que dizque habían vergüenza y guardaban el vino para beber a solas y a su placer.

El día siguiente se juntaban los cazadores en una casa de uno de ellos y llevando consigo a sus mujeres como los demás, venían los sacerdotes y echaban el demonio como solían. Ya echado, ponían en medio el aderezo para el sacrificio de incienso y fuego nuevo y betún azul. Y con su devoción invocaban los cazadores a los dioses de la caza, Acanum, Zuhuyzib Zipitabai y otros, y repartíanles el incienso, el cual echaban al brasero; y en tanto que ardía, sacaba cada uno una flecha y una calavera de venado, las cuales untaban los chaces con el betún azul. Ya untadas, bailaban con ellas en las manos; otros se horadaban las orejas, otros la lengua y pasaban por los agujeros siete hojas de una yerba, algo anchas, que llaman Ac. Habiendo hecho esto primero, el sacerdote y los oficiales de la fiesta ofrecían luego los dones, y así bailando, se escanciaba el vino y se emborrachaban hechos unos cestos.

Al día siguiente los pescadores hacían su fiesta por el orden de los demás, salvo que lo untado eran los aparejos de pescar y no se horadaban las orejas sino harpábanselas a la redonda y bailaban su baile llamado Chohom; y hecho todo bendecían un palo alto y gordo y poníanle enhiesto. Tenían costumbre, después de que habían hecho la fiesta en los pueblos, irla a hacer a la costa los señores y mucha gente; y allá hacían muy grandes pesquerías y regocijos y llevaban gran recado de trasmallos de sus redes y anzuelos y otras industrias con que pescan. Los dioses que en esta fiesta eran sus abogados son Abkaknexoi, Abpua y Ahcitzamalcun.

ZODZ

En el mes de Zodz se aparejaban los señores de los colmenares para celebrar su fiesta en Tzec, y aunque el aparejo principal de estas fiestas era el ayuno, no obligaba más que al sacerdote y oficiales que le ayudaban; para los demás era voluntario.

OCTUBRE





TZEC



Venido el día de la fiesta se aparejaban en la casa en que ésta se celebraba y hacían todo lo que en las demás, salvo que no derramaban sangre. Tenían por abogados a los bacabes y especialmente a Hobnil. Hacían muchas ofrendas y en especial daban a los cuatro chaces cuatro, platos con sendas pelotas de incienso en medio de cada uno y pintadas a la redonda unas figuras de miel, que para la abundancia de ella era esta fiesta. Concluíanla con vino, co-

mo solían, y harto, porque daban para ello los dueños de las colmenas miel en abundancia.

XUL

Queda dicha la ida de Cuculcán de Yucatán, después de la cual hubo entre los indios algunos que dijeron se había ido al cielo con los dioses, y por eso le tuvieron por dios y le señalaron templo en que como a tal le celebrasen su fiesta, y se la celebró toda la tierra hasta la destrucción de Mayapán. Después de esta destrucción, dicha fiesta se celebraba sólo en la provincia de Maní, y las demás, en reconocimiento de lo que debían a Cuculcán, presentaban a Maní, una un año y otra el otro año, o a las veces, cinco muy galanas banderas de pluma, con las cuales hacían la fiesta en esta manera y no como las pasadas: a 16 de Xul se juntaban todos los señores y sacerdotes en Maní, con ellos gran gentío de los pueblos, el cual venía ya preparado de ayunos y abstinencias. Aquel día, en la tarde, salían con gran procesión de gente, y con muchos de sus farsantes, de casa del señor donde se habían juntado, e iban con gran sosiego al templo de Cuculcán, el cual tenían muy aderezado; y llegados, hacían sus oraciones, ponían las banderas en lo alto del templo y abajo, en el patio, tendían todos cada uno de sus ídolos sobre hojas de árboles que para ello había, y sacada la lumbre nueva comenzaban a quemar en muchas partes incienso y a hacer

ofrendas de comidas guisadas sin sal ni pimienta, y de bebidas de sus habas y pepitas de calabaza; y quemando siempre copal, sin volver los señores a sus casas, (ni quienes) los habían ayudado, pasaban cinco días y cinco noches en oraciones y en algunos bailes devotos. Hasta el primer día de Yaxkin andaban los farsantes estos cinco días por las casas principales haciendo sus farsas, y recogían los presentes que les daban y todo lo llevaban al templo, donde acabados de pasar los cinco días repartían los dones entre los señores, sacerdotes y bailadores, y cogían las banderas e ídolos y se volvían a casa del señor y de allí cada cual a la suya. Decían y tenían muy creído, que el postrer día bajaba Cuculcán del cielo y recibía los servicios, vigilias y ofrendas. Llamaban a esta fiesta Chickabán.

YAXKIN

En este mes de Yaxkin se comenzaban a aparejar, como solían, para una fiesta general que hacían en Mol, en el día que señalaba el sacerdote, a todos los dioses. Llamábanla Olob-Zab-Kamyax. Lo que pretendían, después de juntos en el templo y hechas las ceremonias y sahumerios como en las fiestas pasadas, era untar con el betún azul que hacían, todos los instrumentos de todos los oficios: desde (los) del sacer-.

dote hasta los husos de las mujeres y los postes de las casas. Para esta fiesta juntaban todos losniños y niñas del pueblo y en vez de embadurnamientos y ceremonias, les daban en las coyunturas de las manos, por la parte de fuera, unos golpecillos; a las niñas se los daba una vieja vestida con un hábito de plumas, que allí las llevaba y por eso la llamaban Ixmol, que quiere decir la allegadera. Dábanles estos golpes para que saliesen expertos oficiales en los oficios de sus padres y madres. La conclusión era con buena borrachera, ya comidas las ofrendas, salvo que es de creer que aquella devota vieja llevaría con qué emborracharse en casa para no perder las plumas del oficio en el camino.

DICIEMBRE

MOL

En este mes tornaban los colmeneros a hacer otra fiesta como la de Tzec, para que los dioses proveyesen de flores a las abejas.

Una de las cosas que estos pobres tenían por más ardua y dificultosa era hacer ídolos de palo, a lo cual llamaban hacer dioses; y así tenían señalado el tiempo particular para hacerlos, y éste era el mes de Mol u otro, si el sacerdote les decía que bastaba. Los que querían hacerlos consultaban primero al sacerdote y tomando su consejo iban al oficial de ellos, y dicen que siempre se excusaban los oficiales porque temían que ellos o alguno de sus casas se habían de morir o venirles enfermedades de muerte. Si aceptaban, los chaces, que para esto también elegían, y el sacerdote y el oficial comenzaban sus ayunos. En tanto que ellos ayunaban, aquel cuyos eran los ídolos, iba o enviaba al monte por la madera que siempre era de cedro. Venida la madera, hacían una casilla de paja, cercada, donde la metían y una tinaja para echar a los ídolos y allí tenerlos tapados según los fuesen haciendo; metían incienso para quemarle a cuatro demonios llamados Acantunes, que ponían a las cuatro

partes del mundo. Metían con qué sajarse o sacarse sangre de las orejas y la herramienta para labrar los negros dioses y con estos aderezos se encerraban en la casilla los chaces, el sacerdote y el oficial, y comenzaban su labor de dioses cortándose a menudo las orejas y untando con la sangre aquellos demonios y quemándoles su incienso y así perseveraban hasta acabar, dándoles de comer y lo necesario. Y no habían de conocer a sus mujeres ni por pienso, ni aun llegar nadie a aquel lugar donde ellos estaban.



CHEN

No sólo tenían los indios cuenta del año y de los meses, como queda dicho y señalado atrás, sino que tenían cierto modo de contar los tiempos y sus cosas por edades, las cuales hacían de veinte en veinte años, contando 13 veintes con una de las 20 letras de los meses que llaman Ahau, sin orden sino retrucadas como aparecen en la siguiente raya redonda.

Llámanles a éstos en su lengua Katunes, y con ellos tenían, a maravilla, cuenta de sus edades, y le fue así fácil al viejo de quien en el primer capitulo dije había trescientos años acordarse de ellos. Y si yo no supiera de estas sus cuentas, no creyera se pudiese así acordar de tanta edad.

Quien esta cuenta de los Katunes ordenó, si fue el demonio, hizo lo que suele ordenándola a su honor; y si fue hombre, debía ser buen idólatra porque con estos sus Katunes añadió todos los principales engaños y agüeros y embaucamientos con que esta gente andaba allende de sus miserias del todo embaucada, y así, ésta era la ciencia a que ellos daban más crédito y la que en más tenían y de la que no todos los sacerdotes sabían dar cuenta. El orden que tenían en contar sus cosas y hacer sus adivinaciones con esta cuenta era que tenían en el templo dos ídolos dedicados a dos de estos caracteres. Al primero, conforme a la cuenta desde la cruz de la raya redonda arriba contenida, adoraban y hacían servicios y sacrificios para remedio de las plagas de sus 20 años, y en los 10 años que faltaban de los 20 del primero no hacían sino quemarle incienso y reverenciarle.

Cumplidos los 20 años del primero comenzaban a seguirse por los hados del segundo y a hacerle sus sacrificios, y quitado aquel primer ídolo ponían otro para venerarle otros diez años.

Verbi gratia: dicen los indios que acabaron de llegar los españoles a la ciudad de Mérida el año de la Natividad del Señor de 1541, que era en punto el primer año de la era de Buluc-Ahau que es el que está en la casa donde está la cruz, y llegaron el mismo mes de Pop que es el primer mes de su año. Si no hubiera españoles ellos hubiesen adorado el ídolo de Buluc-Ahau hasta el año de 51, que son diez años, y al año décimo pusieran otro ídolo, a Bolon-Ahau y honráranle siguiéndose por los pronósticos de Buluc-Ahau hasta el año de él, y entonces quitáranle del templo y pusieran al ídolo Uuc-Ahau, y siguiéranse por los pronósticos de Bolon-Ahau otros 10 años; y así daban vuelta a todos. De manera que veneraban a estos sus Katunes 20 años y 10 se regían por sus supersticiones y engaños, los cuales eran tantos y tan bastantes para engañar a gente simple que admira, aunque no a los que saben de las cosas naturales y la experiencia que de ellas tiene el demonio.

Usaba también esta gente de ciertos caracteres o letras con las cuales escribían en sus libros sus cosas antiguas y sus ciencias, y con ellas y figuras y algunas señales en las figuras, entendían sus cosas y las daban a entender y enseñaban. Hallámosles gran número de libros de estas sus letras, y porque no tenían cosa en que no hubiese superstición y falsedades del demonio, se los quemamos todos, lo cual sentían a maravilla y les daba pena.

De sus letras pondré aquí un a, b, c, que no permite su pesadumbre más, porque usan para todas las aspiraciones de las letras de un carácter, y después, júntanle parte de otro y así viene a hacer in infinitum, como se podrá ver en el siguiente ejemplo. Le quiere decir lazo y cazar con él; para escribir le con sus caracteres, habiéndoles nosotros hecho entender que son dos letras, lo escribían ellos con tres poniendo a la aspiración de la l, la vocal e, que antes de sí trae, y en esto no yerran aunque usen (otra) e, si quieren ellos, por curiosidad. Ejemplo:

después, al cabo, le pegan la parte junta.

Ha que quiere decir agua, porque la h tiene a antes de sí la ponen ellos al principio con a, y al cabo de esta manera:

cuenta entera de las cosas de esta gente: Ma in Kati quiere decir no quiero y ellos lo escriben por partes de esta manera:

También lo escriben por partes, pero de la una y otra manera que no pusiera aquí ni tratara de ello sino por dar

Síguese su a, b, c:

De las letras que aquí faltan carece esta lengua y tiene otras añadidas de la nuestra para otras cosas que las ha menester, y no usan para nada de estos sus caracteres, especialmente a gente moza que ha aprendido los nuestros.